El colapso de la sociedad petrolera


Con el fin del petróleo, desaparecerá el sistema monetario y los billetes se tornarán en papeles sin valor. Para esta visión, se acerca un periodo de caos, falta de agua y alimentos. La fórmula para la supervivencia: cercanía con la tierra y vida en comunidad.

Por Claudio Fabian Guevara

En el segundo escenario el plan Illuminati fracasa (o triunfa?) y nos situamos frente al colapso de la sociedad petrolera, que incapaz de replantear su dinámica de funcionamiento, se derrumba arrastrando tras de sí con la vida de millones de seres y con todo el patrón consumista que impera en el planeta.

Es la postura que el activista y analista Michael Ruppert expone en sus reportes web y en el documental “Colapso” (2009), y coincide con los pronósticos de fondo de numerosas posiciones ecologistas y ambientalistas, estudiosos del “peak oil” y la insustentabilidad del modelo actual.

El fin del petróleo

Esta mirada dice que el declive de la producción mundial de petróleo ha comenzado. De ahora en adelante el oro negro será cada vez más escaso. Muchos datos lo confirman. En noviembre del 2001 el precio del barril de petróleo se mantenía a solo 18 dólares. El precio reflejaba el parámetro histórico de las últimas tres décadas y se mantenía dentro de su valor tradicional desde principios del siglo XX. Desde entonces comenzó una escalada que ubica a principios del 2011, al precio en más de 100 dólares el barril[i]. Y pese a pronosticar que esto solo iría a la alza a partir de ese punto, se ha mantenido de forma inestable, iniciando el 2020 con un precio 27 dólares.

La invasión de Irak y Libia, y las permanentes amenazas contra Irán y otros países petroleros, nos permiten deducir que el peak oilel punto en que la producción llegó a su máximo nivel, para luego declinar para siempre- ya se ha alcanzado a principios de este milenio. Lo admitan o no los gobiernos y las petroleras. La ansiedad de la elite gobernante por asegurarse el control militar de las últimas grandes reservas vendría a confirmar este razonamiento.

Los optimistas hablan de décadas para llegar al agotamiento. Los pesimistas, de pocos años. En ambos casos, en términos históricos, el fin del petróleo está a la vuelta de la esquina. ¿Por qué esto puede significar una catástrofe en la vida cotidiana?

El cambio en la vida cotidiana

La importancia del petróleo va mucho más allá del combustible para nuestros vehículos. El petróleo es la base de gases utilizados para combustible doméstico, del queroseno de los aviones, del gas-oil de las cosechadoras del campo, de los aceites lubricantes utilizados en millones de motores, de los asfaltos de las carreteras, de la vaselina de pomadas y ungüentos, y de cientos de otros subproductos utilizados en la fabricación de fibras textiles, plásticos, lacas, colorantes, disolventes ¡y alimentos!. El petróleo es el corazón de nuestro estilo de vida occidental. Lo llevamos en las bolsitas del supermercado, en los componentes de los electrodomésticos, en los neumáticos de los vehículos y en las suelas de las zapatillas.

Es una fuente de energía concentrada, ahorro biológico del planeta durante muchos millones de años, que estamos a punto de terminar de consumir. Es la materia prima de la vida moderna, y su abundancia como energía barata explica la explosión demográfica que vivió la humanidad durante los últimos dos siglos. Con su agotamiento, dice Ruppert, millones morirán por falta de alimentos: Habrá una “abrupta caída de la población mundial”.

¿Cuál es la conexión entre el petróleo y los alimentos?

Petróleo y alimentos

El fin del petróleo barato y abundante tiene como primera consecuencia el encarecimiento de los alimentos, y esta tendencia ya es evidente en todo el mundo. La producción mundializada de alimentos está mecanizada y depende del petróleo en todas sus instancias: para el cultivo (uso de máquinas, herbicidas y pesticidas originados en petróleo), y distribución (con vehículos movidos a petróleo hacia lugares remotos donde es comercializada). Esto permite que la cadena supermercadista distribuya frutas y verduras contra-estación, y que las góndolas muestren alimentos de todas partes del mundo. Pero desde el punto de vista energético es un derroche[ii].

Ruppert descarta  las posibilidades de que otras fuentes de energía -hidroeléctrica, eólica, nuclear, etc- puedan brindar soluciones energéticas a esta situación, y pronostica que con el progresivo encarecimiento y escasez del petróleo, el sistema llegará a un colapso por falta de agua, alimentos y servicios básicos para millones. Arrastrará consigo el sistema monetario, que transformará a los billetes en papeles sin valor. Los intercambios volverán a ser mediados por el oro y semillas naturales. Desaparecerán los teléfonos móviles y otras tecnologías por el costo energético para hacerlas funcionar.

En este escenario, una forma de vida más familiar y cerca de la naturaleza aparece a la vez como una fórmula de lucha política y de supervivencia. Estima Ruppert que será más fácil sobrevivir para aquellos que vivan cerca de la tierra, con familia y comunidad en torno, que hagan sustentables los procesos agroalimentarios y cuidados que todos necesitamos.


Fuentes:

–       “2012 y el fin del Petróleo: Antecedentes de una catástrofe anunciada”. Sergio Peña Herrera. 05/06/2010. http://emisordigital.bligoo.com

–       “El fin del petróleo. La próxima tragedia griega”. José M. de la Viña. 09/02/2010  www.cotizalia.com.

–       “Collapse”. Documental de Chris Smith sobre las ideas de Michael Ruppert.

 


“Collapse”. Entrevista a Michael Ruppert


[i] Fuente: http://www.preciopetroleo.net/

[ii] Contra este sistema se propone cual se propone el cultivo y consumo local de alimentos, que sin embargo es una proporción muy pequeña de la actual estructura alimentaria mundial.


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