Una noche en el tipi :: La vigilia de la fraternidad
En torno a una fogata, entonando mantras y canciones tradicionales, se espera la salida del sol. Elementos de espiritualidad, de psicoterapia y de autoconocimiento, en un encuentro emocionante y sanador.
Un tipi mexicano es una ceremonia de larga duración, que comienza por la noche y se extiende hasta la salida del sol. Sentados en círculo en el interior de un tipi –una tienda de diseño indígena, de forma cónica y base circular-, decenas de participantes esperan en vigilia la llegada del Padre Sol, alimentando cuidadosamente una gran fogata, reflexionando en voz alta y entonando mantras y canciones tradicionales. La ceremonia sigue pasos metódicos a lo largo de la noche, e incluye el consumo de peyote, la medicina del desierto.
El tipi tiene significados múltiples. Como toda práctica ancestral, hay muchas formas de “correrlo”. El breve relato que sigue solo pretende narrar una experiencia particular. Y puede contener errores, omisiones o diferencias de interpretación con prácticas similares.
La morada de Panchito
Esta noche se desarrolla un tipi en la Laguna del Quelele, Nayarit, un reservorio de fauna y flora que es la morada de Francisco Cárdenas, “Panchito”, un hombre sabio que hace sus trabajos con infinita ternura y dedicación.
“Panchito” no es fácil de retratar. Vive con humildad en esta parte de la costa nayarita, pero es un hombre de mundo. Viaja a menudo. A veces es convocado en Europa o América para realizar su trabajo. Otras veces visita a los indios navajos en Arizona, con quienes intercambia saberes o instrumentos. También sale de viaje por el desierto en busca de la medicina, o participa en ceremonias sagradas en cualquier parte de México.
Cuando está en su casa de Mezcales, “Panchito” organiza regularmente tipis o temazcales para amigos, conocidos e invitados eventuales. Este hombre es respetado por su sabiduría y generosidad. Vive comprometido con la formación de equipos de gente nueva para conservar la tradición, y hace lugar a la participación de todos con naturalidad.
Una noche en torno al fuego
La ceremonia arranca con el ingreso de los participantes en el tipi y su disposición en forma circular en torno al fuego. Casi todos llevan cojines o mantas para suavizar el esfuerzo físico, ya que se trata de aguantar toda la noche sentados.
“Panchito” inicia el ritual con palabras simples de bienvenida y algunas reflexiones de carácter general. Viste sencillamente, aunque a lo largo de la noche, en ocasiones hará uso de túnicas y ornamentos.
Lo secunda Tonatiu, otro hombre experto en estas ceremonias, un líder natural de su comunidad, alegre y afectuoso. Tonatiu es el hombre del fuego: se encarga de encender y alimentar la fogata en el centro de la tienda, y lo hace con maestría.
El fuego es una parte esencial de la ceremonia. Los leños se calculan cuidadosamente para que alcancen toda la noche. Las brasas se van disponiendo en forma de medialuna, y sobre ellas se echa periódicamente copal y cedro, dos sustancias aromáticas. Lugo, un indio mexica de una sonrisa ancha y contagiosa, es el responsable de esta tarea.
Completa el cuadro Lobo, el hombre de la puerta, un mexicano jovial cuya misión consiste en asistir con el ingreso del agua, barrer periódicamente en torno a la fogata, y también asistir a cualquier participante que se sienta descompuesto por la ingesta de peyote.
Las horas pasan rápido.
Hay que completar una serie de tareas, que tienen que ver con el ingreso ritual de baldes de agua, con la ofrenda de tabacos y con limpiezas simbólicas. Al mismo tiempo se suceden canciones, oraciones y mantras.
Mientras tanto, los instrumentos van rotando, y cada participante hace o dice lo suyo, mientras los leños crujen en la fogata. Hacia las 2 de la madrugada, en un bol grande comienza a circular la medicina, cortada en trozos pequeños, junto con un té tibio preparado con el mismo cactus. Los instrumentos siguen circulando, y las canciones en nahuatl, en español o en ambas lenguas le otorgan a la noche una atmósfera mágica.
A su turno, los participantes piden permiso para hablar. Diferentes intervenciones van dejando su huella: la gente habla de problemas personales o universales, se pide por la salud de seres cercanos o por el bienestar de la humanidad.
De repente, aparecen filósofos que resumen un tema profundo en tres frases… y nos dejan a todos impactados. “Ahó”, es la frase exclamativa tradicional para manifestar aprobación con los dichos de alguien, un equivalente del “amén” cristiano.
Un sentimiento sanador
El tipi tiene elementos de espiritualidad, de psicoterapia, de autoconocimiento, de conexión con los antepasados, y también de reunión con amigos. Con el paso de las horas se incrementa la potencia sanadora del encuentro.
Después, hacia las 7 de la mañana, ya todas las tareas están completadas y sólo queda aguardar la llegada del sol. Se ingresa entonces la comida: frutas, maíz, algo de carne… Los cuencos de comida se van pasando, de mano en mano, en forma circular.
Finalmente, cuando sale el sol, el encuentro concluye. Los participantes salen del tipi a recibir al astro, y comienza la ceremonia de los abrazos. Uno por uno, todos nos saludamos con emoción y gratitud. Es un momento cumbre de la ceremonia. Por algún motivo, más allá de las 12 horas juntos, compartir un tipi despierta un sentimiento de fraternidad espontánea en los corazones.
buen dia ….mi nombre es francisco cardenas , soy en parte responsable de las ceremonias de tipi que se describen aqui en esta pagina . le permitimos participar , mas no nos pidio autorizacion para poner estas fotos en internet , con mi nombre y los nombres de mis amigos aqui en mexico.le pido claudio que quiteusted por favor esta otos he informacion del tipi y de mi vida . asi en el respeto mutuo.le agradesco escuche mi peticion….gracias …pancho.