Paradoja :: La unidad de los opuestos


Parcelar el mundo en dualidades es una fuente de angustias. Muchas se resuelven si aplicamos el pensamiento paradójico. La idea de un mundo circular, de una sola pieza, nos ayuda a superar prejuicios y estereotipos.

Por Claudio Fabian Guevara

 

“Si alguien roba comida y luego da la vida ¿Qué hacer?”. Silvio Rodríguez, Playa Girón.

 

Una de mayores fuentes de angustia y confusión del mundo moderno consiste en parcelar el mundo en dualidades. Esperamos que las cosas sean simples o complejas. Nos entrenamos para distinguir entre el bien y el mal, entre cuerpo y mente, entre el creacionismo y el Big Bang, entre el orden y el caos.

La división de la realidad en opuestos está en el centro de la cosmovisión moderna: religiosos y ateos, capitalistas y comunistas, científicos y supersticiosos, nosotros y ellos. El pensamiento dualista es una simplificación engañosa, que tiende un velo sobre el mundo y lo divide en falsas dicotomías.

¿Qué sucede si descubrimos que esas fronteras son ilusorias? ¿Qué ocurre si cada uno de estos polos contiene al otro?

Muchos de estos debates enconados se resuelven si aplicamos el pensamiento paradójico. Y este sencillo acto nos reconcilia con muchos enemigos.

El sentido de la paradoja

El pensamiento paradójico es la antítesis del pensamiento dualista. Tiene su origen en la paradoja, una construcción literaria que encierra una aparente contradicción, que sugiere una realidad circular y reversible, un mundo infinito e indivisible, de una sola pieza.

La paradoja invita a pensar en la unidad de los opuestos, en la posibilidad de que las cosas puedan ser y no ser al mismo tiempo. Sostiene que la realidad es como el antiguo dios Jano, que era representado con dos caras inseparables mirando en direcciones opuestas. Nos dice que el apego y la resistencia tienen la misma raíz, que las relaciones de amor – odio existen, que lo que nos atemoriza es probable que nos libere, y que lo simple y lo complejo son reflejos lo uno de lo otro.

Propio de antiguos saberes como la alquimia, el pensamiento paradójico vuelve a escena de la mano de las nuevas formulaciones de la ciencia. Es que la paradoja forma parte inescindible de nuestra naturaleza humana: está en la estructura narrativa de los sueños, en las respuestas contradictorias de nuestro inconsciente, en la ambigüedad desconcertante de nuestros deseos íntimos.

Bajo el peso de siglos de educación dualista, hemos perdido de vista el carácter paradójico de la vida. Pero una vez que capturas el sentido de la paradoja, la encuentras en todas partes.

Películas dualistas y paradójicas

La diferencia entre el pensamiento dualista y el pensamiento paradójico es fácil de ver cuando diferenciamos entre dos tipos de películas.

En una película dualista, la historia es lineal, se desarrolla en torno al accionar de héroes y villanos claramente diferenciados, el final es previsible y el conflicto se resuelve felizmente al cabo de una intervención que conduce al resultado esperado.

En una película paradójica, la historia tiene derivaciones y giros inesperados, y los personajes alternan gestos nobles y perversos en una trama donde héroes y villanos se confunden. El final es imprevisible y el conflicto nunca se resuelve sino que se recrea bajo nuevas formas. Cualquier intervención puede tener resultados inesperados o incluso opuestos a los inicialmente previstos.

Las películas dualistas son las que embotan nuestros sentidos en el cine comercial. Nos entretienen pero raramente nos emocionan. Las películas paradójicas son las que realmente amamos, porque las sentimos como reflejo de la vida: el malo puede tener buen corazón, los héroes su lado débil, y las soluciones ser el comienzo de otro problema.

Ciencia, historia y religión

La paradoja nos invita a superar los prejuicios y los estereotipos. Aplicando su modelo de pensamiento podemos acercarnos a la fuente de la vida que fluye más allá de las abstracciones que dividen arbitrariamente el mundo en opuestos. Podemos entender que cuando la vida es más compleja, una solución simple parece esperarnos a la vuelta de la esquina. Y que cuando las cosas nos parecen simples, debemos estar prevenidos de la complejidad que acecha.

La paradoja está presente en la historia, la vida cotidiana y las enseñanzas bíblicas. La sentencia “Bienventurados los pobres, porque de ellos es el reino de los cielos“ resalta la fortuna del infortunio, el regocijo futuro que reside en la desgracia presente, las razones para el festejo que encierra la catástrofe. Román, un cura de Chiapas , cuenta que cuando pasó el huracán Mitch por Centroamérica, se llevó miles de vidas, destruyendo ciudades enteras. Dentro de esa devastación, un grupo de gente en harapos, que había perdido lo poco que tenían, erigió un cartel en medio de las ruinas que decía: “¡Gracias Dios! ¡Estamos vivos!”

La paradoja nos enseña que nunca sabemos cuándo nos va bien y cuándo nos va mal en la vida, porque en cada alegría se encuentra el germen de la amargura, el fracaso del presente nos da las claves del éxito del mañana, y llegar a la cima implica ir de bajada el resto del camino.

La paradoja aparece en la historia con las revoluciones es que se originan en el impulso de cambiarlo todo, para luego consagrar órdenes fijos y conservadores. Se asoma en la ciencia con cada uno de sus grandes descubrimientos originados en errores. Y en la brutal certeza de que cada hálito de vida es un paso más hacia la muerte.


One thought on “Paradoja :: La unidad de los opuestos

  • 12 marzo, 2015 at 21:26
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    Muy interesante la informacion, da mucho para pensar y reflexionar bastante, auque a la vez no, es tal y como lo dice la paradoja de los opuestos. Saludos

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