Vida después de la muerte: la continuidad de la mente


REENCARNACIÓN (III). ¿De dónde procede la conciencia? Un instante de conciencia no puede producirse sin el instante de conciencia que lo precedió inmediatamente.

Por Claudio Fabián Guevara

Desde el punto de vista del budismo, el principal argumento que sustenta la idea de la vida después de la muerte se deriva de una profunda comprensión de la continuidad de la mente. Así lo explica Sogyal Rimpoché: “¿De dónde procede la conciencia? No puede surgir de la nada. Un instante de conciencia no puede producirse sin el instante de conciencia que lo precedió inmediatamente”.

►La pista del espíritu

El Dalai Lama parangona la continuidad de la conciencia con el mundo material: “A todos los elementos de nuestro universo presente se les puede seguir la pista, hasta un origen, un punto inicial en el que todos los elementos del mundo material están condensados en lo que se conoce como ´partículas elementales´… Existe un ciclo constante en el que universo evoluciona y se desintegra, y luego vuelve de nuevo a existir”.

“La mente es muy similar. El hecho de que poseemos algo llamado ´mente´ o ´conciencia´ es de todo punto evidente… Otro hecho evidente es que los planos más manifiestos de la ´mente´ o ´conciencia´ están íntimamente relacionados con los estados fisiológicos del cuerpo y, en realidad, dependen de ellos. Pero tiene que haber alguna base, energía o fuente que confiere a la mente, cuando interacciona con las partículas materiales, la capacidad de producir seres vivos conscientes”. Sin embargo, “ni la mente ni la materia, aunque mutuamente dependientes, pueden servir de causa sustancial la una de la otra”.

“Igual como sucede en el plano material, también la conciencia tiene que tener su continuo en el pasado. Así si seguimos la pista hacia atrás a  nuestra mente o conciencia presente, comprobaremos que estamos buscando el origen de la continuidad de la mente, la cual de una manera similar al origen del universo material, tiene una dimensión infinita. Por consiguiente, tiene que haber renacimientos sucesivos que permitan la existencia de ese continuo de la mente”.

O como lo explica Deepak Chopra: “No una mente ni un cuerpo con eventuales y aisladas experiencias espirituales sino espíritu haciendo una experiencia temporal en un cuerpo. La experiencia tiene un principio y un fin. El experimentador, el espíritu, no tiene ni principio ni fin. Estaba allí antes de que naciéramos y estará cuando hayamos dejado el cuerpo”.

 ►La conciencia inmortal

Según la explicación budista, el principio creativo fundamental es la conciencia, que tiene distintos planos. La llamada conciencia sutil está presente en todas las manifestaciones del universo, y tiene continuidad, al igual que las partículas elementales.

La mayoría de la gente interpreta la palabra reencarnación en el sentido de que hay alguna “cosa” que se reencarna, que viaja de vida en vida. Pero el budismo no cree que en una entidad independiente e inmutable, como un yo o un alma, que sobreviva a la muerte del cuerpo. Lo que proporciona la continuidad entre vidas sucesivas es la conciencia, en el más sutil de sus planos.

No se trata, por lo tanto, de que nuestro ego –todos los conceptos mentales que nos identifican con nuestra existencia material presente- sobreviva a nuestra muerte para ser “reimplantado” en otro cuerpo, sino de que la energía sutil que nos anima como seres vivos, no se extingue con la vida biológica de cada individuo. Así como la materia que compone nuestra armazón física proviene de estadios anteriores,la conciencia, esa forma de “energía inmaterial” que nos anima, ha “habitado” antes en otros cuerpos y tendrá continuidad después de nuestra desintegración física. En las escrituras budistas se encuentra una explicación muy clara de este proceso (ver “La Llama de la lámpara”).

►Karma y vidas futuras

La idea de reencarnación en el budismo está estrechamente vinculada con la noción de karma, que significa literalmente “acción, acto”, y designa tanto el poder latente que hay en nuestras acciones como en las consecuencias que se derivan de ellos. Todo lo que hacemos tiene su resultado correspondiente. “Toda acción, incluso la más insignificante, está preñada de consecuencias”, dice Sogyal Rimpoché.

Aunque quizás las consecuencias de nuestras acciones no hayan madurado aún, lo harán cuando se den las condiciones adecuadas, incluso en vidas futuras. Por eso dijo Buda: “Lo que eres es lo que has sido, lo que serás es lo que haces ahora”. Padmasambhava fue aún más lejos: “Si quieres conocer tu vida pasada, contempla tu estado presente; si quieres conocer tu vida futura, contempla tus acciones presentes”.

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La llama de la lámpara

En las escrituras budistas se encuentra una explicación muy clara de la continuidad de la conciencia en una serie de preguntas y respuestas entre el sabio Nagasena y el rey Milinda:

– Cuando alguien renace –preguntó el rey a Nagasena-, es el mismo que acaba de morir o es distinto?

– No es el mismo ni es distinto –contestó Nagasena-. Si un hombre encendiera una lámpara, ¿Podría proporcionarle luz toda la noche?

– Sí.

– Entonces, la llama que arde en la primera vigilia de la noche, ¿es la misma que arde en la segunda o en la última?

– No.

– Significa es que hay una lámpara en la primera vigilia de la noche, otra en la segunda y otra en la tercera?

– No. La llama brilla toda la noche debida a esa única lámpara.

– El renacimiento es muy parecido: un fenómeno surge y otro cesa simultáneamente. Así, el primer acto de conciencia en la nueva existencia no es el mismo que el último acto de conciencia en la existencia anterior, y tampoco es distinto.


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