SOBREDIAGNOSTICOS :: Cuando la depresión es sólo tristeza


Muchos pacientes diagnosticados con un cuadro depresivo sólo atraviesan un proceso de emociones negativas normales, dice una universidad australiana. Los peligros de englobar todo dentro de una patología y no afrontar naturalmente las dicultades y los duelos.

depresion

Durante quince años estudiaron a más de 200 pacientes y observaron que al 75 % de ellos se les diagnosticó un cuadro depresivo cuando en realidad sólo atravesaban un proceso de emociones negativas normales.

El músico brasileño Vinicius de Moraes tuvo suerte cuando compuso y cantó la célebre frase “Tristeza nao tem fim”. Su prestigio de poeta notable le permitió eludir lo que muchos pacientes de psicoanalistas y psiquiatras a menudo no logran: el hecho de ser diagnosticados como depresivos cuando en realidad sólo atraviesan una infelicidad momentánea provocada por alguna experiencia personal dolorosa.

El resultado de una amplia investigación realizada por la Universidad de New South Wales, en Australia, reveló que a más de tres cuartos de los pacientes estudiados se les diagnosticó depresión cuando en realidad sólo atravesaban un proceso de emociones negativas normales.

Para el psiquiatra Gordon Parker, quien tuvo a su cargo la dirección del equipo de investigación, el motivo de estas evaluaciones erróneas obedece a que la definición actual de la enfermedad es un tanto difusa, por lo que los médicos se ven obligados a “englobar todo” dentro del concepto de depresión.

Parker estudió a 242 personas durante quince años, y encontró que más del 75 por ciento de los pacientes -si bien presentaban síntomas como sentimientos de tristeza y ánimo desganado- no por ello debían ser encuadrados en una depresión clínica, la cual requiere tratamiento.

El diagnóstico de la depresión no se basa en estudios especializados como sí ocurre en otras especialidades médicas. En términos generales, suele ser efectuado a partir del relato del paciente, que a menudo incluye varias distorsiones. Sobre esta base, el médico suele diagnosticar un cuadro depresivo inexistente y puede indicar la toma de antidepresivos y sesiones de psicoterapia. Esto deriva a menudo en situaciones de tratamiento no adecuadas, que pueden promover futuros problemas.

“La primera cuestión que encontramos hoy en día, cuando se atiende a un paciente sin tomarse el tiempo necesario, es que se dan casos donde el diagnóstico no es correcto. Por ejemplo, si un muchacho se pelea definitivamente con su pareja y, naturalmente, se entristece, se lo medica con antidepresivos -explicó Ricardo Rubinstein, médico psiquiatra y psicoanalista argentino- He visto a colegas aplicar el mismo procedimiento equivocado tratando como depresivos a personas a las que les fue mal en los estudios o que han perdido un ser querido y están atravesando el natural período de duelo”.

Según el especialista, esas instancias de duelo pueden estar asociadas, además, a separaciones derivadas de viajes o incluso a la necesidad de emigrar a otro país y tampoco es infrecuente que esa “tristeza” sea diagnosticada como un cuadro de depresión clínica.

En 2007, un estudio de la Universidad de Nueva York publicado por la revista Archives of General Psychiatry concluyó que una de cada cuatro personas diagnosticada como depresiva se encontraba atravesando, en realidad, un proceso de desasosiego normal, generado por un golpe emocional reciente.

“También se ha extendido una estrategia que consiste en sacar adelante a pacientes que atraviesan momentos adversos con un toque de medicación antidepresiva”, opinó Rubinstein. “Me parece que esos casos no ameritan el uso de medicamentos psiquiátricos y lo correcto sería dejar que la persona realice el proceso natural de duelo”, agregó. Según el especialista, la medicación interfiere con la evolución del duelo y lo que crea es un estado artificial en el que la persona se sobreadapta y termina obligándose a estar bien, cuando su situación anímica no se le permite. “Se tapa el problema con psicofármacos, el conflicto no termina de elaborarse y esto después puede complicarle al paciente la conexión que establece con nuevas situaciones de su vida”, advirtió.

Marcelo Cetkovich, jefe del Departamento de Psiquiatría de la Fundación Favaloro, también avaló los resultados de Parker sobre la tendencia a sobrediagnosticar la depresión: “Efectivamente, es frecuente que personas afectadas por un estado emocional de tristeza momentánea sean diagnosticadas y tratadas como pacientes depresivos”, sostuvo. Y agregó: “Lamentablemente, en nuestro país todavía no contamos con un registro estadístico que nos permita hacernos una idea de con qué frecuencia se producen este tipo de diagnósticos fallidos”.

Cetkovich también consideró que en la Argentina se suman otros problemas a esta situación porque “persiste el prejuicio de medicar sin justificación, sumado a que se suele trivializar a la depresión al considerársela como una cuestión de voluntad, cuando en realidad se trata de una enfermedad”.

Jorge Garaventa
www.jorgegaraventa. com.ar


El juego de las diferencias

TRISTEZA: La tristeza, según definiciones de especialistas, es una reacción normal frente a sucesos vitales adversos. Por ejemplo, si alguien se separa de su pareja y se siente mal durante unos cuatro meses, eso es normal. No es una señal de comportamiento patológico.

DEPRESION: La depresión es un cuadro diferente. Se podría decir que si una persona se separa y luego de un año sigue apenado y, además, no quiere ir a trabajar o reanudar su vida social, entonces se trata de una patología que podría enmarcarse en depresión.


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