El poder de las mariposas


Tanto en la naturaleza como en la sociedad, la vida está gobernada por factores delicados y casi imperceptibles. Por poco que hagamos o dejemos de hacer, todos somos agentes de cambio. 

Por Claudio Fabián Guevara

Los científicos David Peat y John Briggs escribieron, hace unos cuantos años, “Las siete leyes del caos”, una brillante aplicación a la vida cotidiana de las leyes físicas que emanan del estudio de sistemas no lineales, como el clima.

Las leyes del caos ofrecen una explicación para la mayoría de los fenómenos naturales, desde el origen del Universo a la evolución de una especie. También arrojan luces esclarecedoras sobre los fenómenos sociales aparentemente inexplicables. Muchos científicos sociales ya han renunciado a la ilusión del orden para dedicarse al estudio del caos, que acepta al mundo tal y como es: una imprevisible totalidad.

►El poder de las personas

La más popular de las leyes del caos, el “Efecto Mariposa”, describe cómo en un sistema dinámico, una pequeña perturbación puede provocar grandes cambios. Por este motivo– se grafica- el aleteo de una mariposa en Hong Kong termina provocando un huracán en Nueva York.

Si analizamos nuestros sistemas sociales modernos, veremos que están ligados a innumerables cambios sutiles, la mayoría de ellos imperceptibles, como pequeñas mariposas de muchas variedades y de infinitos colores. Cada elemento del sistema influye delicadamente en el resto. Se llama a esto el poder de la influencia sutil.

Tanto en la naturaleza como en la sociedad, la vida está gobernada por la influencia sutil. Todos somos agentes de cambio. Por poco que hagamos o dejemos de hacer, contribuimos decisivamente a que las cosas sean como son, o dejen de serlo.

Hace unas cuantas décadas, una mujer de color se negó a cederle el asiento a una mujer blanca en un autobús de Memphis, tal cual establecían las leyes racistas de la época. Ese mínimo gesto provocó un incidente que, realimentado por el malhumor social de la minoría negra por el apartheid, devino en masivas protestas y en el inicio de un formidable movimiento social. Pocos años después, con Martin Luther King a la cabeza, lo que comenzó como una discusión en un autobús terminó con la abolición de las leyes racistas.

Ejemplos de esta naturaleza sobran en la vida cotidiana. Aunque muchas veces nos resistimos a verlos.

►Cuestión de actitud

Hace unos años en mi pueblo, dos madres aparecieron por una asamblea ciudadana a plantear su preocupación por la creciente violencia de las banditas adolescentes. Las bandas, de diferente origen, tenían amenazados a diferentes chicos según los casos. A menudo se reunían en plazas públicas bandas rivales y se enfrentaban en batallas en las que nadie podía intervenir. Las madres apostaron por hacer público el problema mediante una denuncia colectiva. La asamblea las respaldó en la difusión del caso y se hizo una convocatoria pública para que más personas se sumaran.

La reacción de los chicos, al principio, fue desafiante. Colgaban mensajes insultantes en la web contra las madres, telefonearon al letrado de la denuncia y amenazaron con represalias. La comunidad, al mismo tiempo, tomó todo con escepticismo.

Las denunciantes sintieron el vacío, el silencio, la ausencia de compromiso. Tal vez se arrepintieron de haber dado la cara. Tal recibieron reproches de su familia.

►El poder de las mariposas

Sin embargo, el llamado de alerta ofició como una sacudida para muchos estamentos. Hubo funcionarios que telefonearon. Fiscales que citaron a directivos de colegios. Directivos que reunieron a sus estudiantes y prometieron mano dura contra la cultura de las bandas. Y hubo, seguramente, padres que cortaron su periodo de semanas sin comunicación con sus hijos, para sentarse a preguntar: “¿Vos qué sabés de este problema de las banditas?”

Fue como el aleteo de muchas mariposas. Hubo un cambio de clima, una toma de conciencia, un primer momento de llamar a las cosas por su nombre.

Fue el comienzo de un diálogo que se prolonga hasta nuestros días, el inicio de un proceso imprevisible. Todo depende de nosotros.

Por eso, no dejemos de aletear. Una sonrisa, un esfuerzo por los demás, un gesto de buena voluntad, multiplicados por miles, son poderosos agentes de cambio. Las mariposas tenemos poder. Usémoslo para convertir este invierno en una luminosa primavera.


One thought on “El poder de las mariposas

  • 9 noviembre, 2015 at 23:24
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    Buena filosofía para desempolvar nuestra voluntad y ponernos manos a la obra. Se trata de dar más valor a la vida cotidiana y entender cómo es desde esta desde donde se construye la historia a través de los hechos y las prácticas cotidianas. Los grandes héroes sirven cómo ejemplo pero invisibilizan todo lo que los hace posible, y a veces son tan enaltecidos que la “gente común” no se cree posible así misma de realizar grandes cosas.

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