La catástrofe climática
Una inundación global, el advenimiento de una nueva era de hielo o el agotamiento de los recursos naturales son las perspectivas de esta visión. Cómo sería una gran inundación y qué zonas afectaría según los simuladores virtuales.
Por Claudio Fabián Guevara
El tercer escenario de esta serie plantea que el fin del mundo sobrevendrá por una catástrofe climática: una inundación global producto del drástico aumento del nivel de los mares, el advenimiento de una nueva era de hielo o el agotamiento de los recursos naturales de un planeta gradualmente desertificado.
Esta visión remite a la memoria del Génesis bíblico y a leyendas de civilizaciones desaparecidas: la Atlántida bajo las aguas, la isla de Pascua y el imperio Maya desaparecidos por el colapso ambiental. Y también está presente en la filmografía reciente.
La gran inundación
La provincia de Buenos Aires, en Argentina, sufre migraciones masivas por inundaciones. Nueva York se convierte en una nueva Venecia. La población de los Países Bajos se traslada forzosamente a otras partes de Europa. Estos y otros escenarios similares se barajan en el juego de las predicciones de quienes calculan qué pasaría en el mundo si el nivel de los mares sigue aumentando por efectos del calentamiento global. Mientras tanto, las inundaciones crecen año a año.
Los efectos de una potencial subida de los mares se calcular por regiones en sitios de simulación virtual como www.flood.firetree.net o www.globalflood.org. El ejercicio es aterrador: con una subida de solo un metro, muchas costes se ven inundadas. Con 10 metros, ciudades enteras se ven sumergidas. Con una subida de 30 metros, mi pueblo, Mercedes, se ve cubierta por las aguas. ¿Es demasiado? Los científicos más prudentes suelen hablar de subidas de menos de un metro de 50 años. Pero hay posturas que sostienen que el nivel de los mares alcanzó ochenta metros más de altura en épocas prehistóricas.
¿Realmente ocurrió el desastre del diluvio universal?
El científico John Baumgardner lleva 25 años estudiando cómo la gran inundación que narra el Génesis pudo suceder. Su conclusión es que la subida de los mares fue sólo una faceta de un cataclismo tectónico global (similar a la trama de hechos expuesta en la ficción de “2012”). Su website -www.globalflood.org- recoge una masiva evidencia que apoya la realidad de la inundación bíblica.
En la actualidad, a subida de los mares por el descongelamiento de los polos y Groelandia es una tendencia preocupante, y las perspectivas fueron expuestas hace años en la recordada película de Al Gore: “Una verdad inconveniente”. La velocidad del proceso es superior a las previsiones de hace unos años, pero como todo proceso climático, ciertos factores pueden retroalimentarlo y acelerarlo, o también contrarrestarlo y que las temperaturas desciendan bruscamente (escenario de “El día después de mañana”).
Con la tendencia actual, zonas bajas como Bangladesh, Florida, Las Maldivas y los Países Bajos están expuestas a catastróficas inundaciones. Y como más gente se acerca a vivir en las costas, habrá en el futuro próximo más población amenazada por la subida de los mares, estima David Vaughan, de la British Antarctic Survey.
Tragedia ecológica
También para el teólogo Leonardo Boff hay muchos indicadores científicos que apuntan a la irrupción de una tragedia ecológica. Sobre el calentamiento de la Tierra, Boff cita a la FAO (Organización de la ONU para la Alimentación) que calcula para los próximos años entre 150 y 200 millones de refugiados climáticos. Las previsiones más dramáticas hablan de un aumento para 2035 de 4°C. Y se especula para final del siglo un aumento de 7°C. “Si esto realmente se produce, ningún tipo de vida hoy conocido podrá sobrevivir”, sentencia Boff.
Lo que es una catástrofe segura a corto plazo es la crisis de sustentabilidad: se consume más de lo que la tierra soporta. La humanidad está hoy consumiendo un 30% más de de lo que la Tierra misma puede reponer. El consumo ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, según señala Boff: “En 1961 precisábamos de la mitad de la Tierra para dar respuesta a las demandas humanas. En 1981 se daba un empate, es decir ya necesitábamos a la Tierra entera. Para 1995 sobrepasamos en un 10 % la capacidad de reposición, aunque todavía era soportable. En 2008, superamos el 30 %. La Tierra está dando señales inequívocas de que ya no aguanta más”.
“Si se mantiene el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial entre 2-3% por año, como está previsto, en 2050 necesitaríamos dos planetas Tierra para dar respuesta al consumo, lo que es imposible porque contamos con sólo una”.
La velocidad con que nos acercamos a este agotamiento de recursos recuerda a la suerte de civilizaciones desaparecidas como la del Imperio Maya y la que habitó en la remota isla de Pascua. En ambos casos, cada vez más historiadores coinciden con la hipótesis del suicidio ambiental: estas sociedades que destruyeron su bosque, consumieron sus recursos y arruinaron su economía en pocos siglos. ¿Estamos nosotros a punto de sufrir igual suerte?
Última entrega: El salto evolutivo
Una minoría consume el 80 por ciento
Pese al escandaloso consumo, a nivel social, casi la mitad de la humanidad vive hoy por debajo del nivel de miseria, dice Leonardo Boff. La desigualidad es aterradora. El 20% más rico consume el 82.49 % de todas la riqueza de la Tierra y el 20 % más pobre, se tiene que contentar con un minúsculo 1.6%.
Decrecimiento: vivir con menos
Con la perspectiva del seguro agotamiento de los recursos naturales, una corriente de pensadores propone la idea del decrecimiento: vivir con menos para vivir mejor. En un mundo donde la mayoría está lanzada a consumir más, no parece una propuesta que pueda popularizarse fácilmente. Pero la corriente crece. Hay mucha información en www.decrecimiento.info
